¿ Qué hay detrás de la verdad ?
Ya era hora que
el presidente Santos pidiera con contundencia a la bancada de la Unidad
Nacional impulsar
un proyecto de ley que dé
cárcel a los conductores ebrios. No obstante, y no es para extrañarse, los
dueños de bares y licoreras, agrupados en ASOBARES,
se han mostrado bastante reacios frente
a la posición de Santos y piensan que el problema del alcohol se resuelve con
educación.
Preocupante, eso
sí, las dos posiciones entre las cuales se están debatiendo el bienestar de los
transeúntes y la responsabilidad de los conductores. El gobierno considera que
más allá del daño que puedan causar los ebrios al volante, es más nocivo para el
país la impunidad que dejan dichos casos a la justicia colombiana. Sin embargo,
no todo el Congreso piensa que conducir con tragos a la cabeza sea un acto que
merezca ser juzgado como delito.
Por todos estos antecedente y sumándole
un Congreso sumiso y moldeado a las necesidades de los empresarios, no es de
extrañarse pensar que bajo los cinco veces en las cuales se ha caído el
proyecto, están los intereses de las industrias licoreras, quienes han actuado
con un lobismo manipulador tanto en el Senado como en la Cámara de
Representantes.
¿Y cuál es la solución a la continua manipulación en
el Congreso? Una de dos, o depurar el Capitolio Nacional o una iniciativa
popular, porque si el presidente Santos no se para duro en la raya, muy
seguramente este proyecto de ley será otra reforma a la justicia.